“Querida mente, lo que es fácil no te compete

porque crees que la simpleza es ineficiente.

Le das vueltas a todo para poderme confundir,

y así crea que sin ti es imposible vivir.

Quieres tener la seguridad del significado,

ésa es una vieja trampa que me ha confinado.

Esa prisión mental me ha sofocado

a tal punto, que ya no quiero tu reinado.

No es que tengas nada malo,

¡es que ya no quiero más palo!

La libertad de mi conciencia clama.

Mi voz ahora proviene del alma.

Es que lo vuelves todo muy limitado.

Quieres tener el discurso bien preparado.

Definiendo, ordenando y desglosando

y la creatividad en ti, no encuentra respaldo.

Amada mente, ésta no es una despedida.

Solo ocupa tu lugar para darte la bienvenida.

Ya no tienes que pilotear la nave,

deja de controlar, y todo será más suave.

Las verdades de la Conciencia desafían la explicación.

Ése no es tu terreno, la lógica aquí no tiene razón.

Quedas jubilada de mandar “la parada”.

¡Le confiero ahora el poder a mi Conciencia amada!

Engañarme y no poder ser quién soy es un legado de la razón.

Suelto la mente para ser libre finalmente de la frustración.

Es tiempo de tener confianza en lo que siento.

Expresar quién soy y vivir mi verdad es ahora un acierto.

Se acabó la teoría, le doy paso a la experiencia,

aunque le tenga pavor y le haga resistencia.

Ya no son tiempos para huir y así no sentir.

Le pongo alfombra roja a la pasión de vivir”.

Antonia Regalado G